Mercedes Pérez, profesora de Lengua Castellana y Literatura en el Institut Martí i Franquès de Tarragona, es la impulsora de un proyecto entre alumnos de cuarto de la ESO consistente en ‘cazar’ errores lingüísticos en su día a día. Durante todo el curso, los estudiantes detectan y, a la vez, corrigen fallos en el lenguaje, fundamentalmente ortográficos pero también de sintaxis o gramática. Cualquier soporte donde haya texto es objeto de análisis: desde carteles, rótulos o letreros hasta anuncios, la carta de los restaurantes o los periódicos.
El objetivo es que los jóvenes aprendan ortografía y tomen conciencia de la importancia de la corrección lingüística a partir del maltrato cotidiano al que muchas veces se somete al castellano. Al mismo tiempo, esta iniciativa conjunta en clase persigue dignificar el lenguaje y cuidar el idioma en unos tiempos amenazados por la dejadez y la pobreza en la expresión.
El experimento, que acumula ya dos años, arroja sus frutos: detectaron un error en un anuncio y la marca lo cambió, también advirtieron a una editorial sobre faltas en un libro de literatura juvenil y han recopilado errores en las noticias del ‘Diari’, todo ello con un espíritu de correctores solidarios.