¿Quién ha dicho que no se puede triunfar en redes sociales con ‘la cuina de la mama’ y desde un pequeño pueblo del interior, Vilaplana? Maria Teresa Llauradó, más conocida como ‘Mussara Food’ tiene 24.200 seguidores en Instagram que degustan sus elaboraciones caseras y sus recetas tradicionales y menús a base de productos de temporada y proximidad.
Como explica Maria Teresa, “después de 32 años de comida con fiambrera en la oficina, y comiendo de todo, incluso hacíamos algún día de intercambio de fiambreras y comidas comunitarias en la cocina de la oficina, me encontré en casa teniendo que cocinar cada día, y desde entonces que me dedico con pasión”. Esa pasión la transmite además a sus seguidores.
Todo empezó casi por casualidad. “Cuando salió Instagram, mi hijo me dijo que no hacía falta que me crease una cuenta, que con Facebook tenía suficiente, pero yo quería tenerlo. Empecé subiendo un poco de todo, ya publicaba algún plato de comida y vi que esas publicaciones tenían más éxito que las demás. Esto coincidió con que dejé de trabajar y, como los seguidores iban aumentando, decidí que publicaría cada día lo que hiciese para comer. Lo de Mussara Food surgió porque un amigo de Girona me dijo que tenía que ponerme un nombre que "molase" más y, como soy de Vilaplana, y tenemos justo encima la Sierra de la Mussar, así fue”, relata.
“Cocino con el móvil en una mano y los utensilios en la otra, no soy profesional ni me gano la vida. Es un enfoque muy diferente al de la mayoría porque no pretendo nada con ello. Pero sorprende que haya gente comentando que le gusta tu cocina desde el otro lado del charco. Aunque es complicado cuando te piden recetas porque todos lo quieren milimetrado y la forma de cocinar que se tiene ahora es muy diferente a la de antes. Cocino a ojo, echo los productos que tengo en ese momento, no siempre es la misma receta”, explica Mussara Food.
Maria Teresa también reivindica la feminización de la cocina profesional: “Considero que todavía hay demasiados cocineros profesionalmente, a la élite llegan pocas mujeres en comparación con los hombres. No sé por qué el acceso a la profesionalización es distinto. A pesar de todo, los hombres y mujeres no somos iguales porque la maternidad sigue partiendo mucho; aunque ahora empieza a haber un cambio en las nuevas generaciones”.
“Espero que en 20 o 30 años la cocina se equilibre más en este sentido, quiero la igualdad, no tener paridad por cumplir. Hay muchas mujeres que se dedican a la cocina, formándose en la escuela de hostelería, pero miras la foto de la última Gala Michelín y hay solo cuatro”, sentencia.