Jorge Pedemonte es de esas personas valientes que, sin pensarlo, arriesgan su propia vida para salvar la de otros. Y lo logran. Por eso sin duda se merece estar entre los nominados. Es Bona Gent en su esencia. Esta es su historia, tal como la publicó el Diari el 14 de agosto de 2023, firmada por el redactor de la sección de Costa Iván Alcalá Rubio. Leerla emociona. Y despierta admiración.
“Llevo más de 20 años yendo a esta playa, pero nunca había visto el mar con esa fuerza. No sé qué nos pasó. Fueron unos segundos, un remolino con arena y algas que nos arrastró dentro del mar". En un verano especialmente trágico en las playas de la Costa Daurada, la historia de Elena Ursulyan tiene un final feliz casi de milagro y gracias al arrojo de otro bañista que no dudó en tirarse al agua para salvarla. "Mientras viva le tendré que agradecer lo que hizo. Me ha vuelto a regalar la vida", expresa emocionada una semana después de que Jorge la rescatara.
Como tantas otras veces, esta vecina de Torredembarra pasaba un día plácido en familia en la playa del Canyadell, el sábado 5 de agosto. Eran sobre las 8 de la tarde cuando el mar se giró. "Estábamos en la orilla hablando tranquilamente, con el agua hasta las rodillas, pero en un momento ya no podíamos alcanzar a mi sobrina y las olas no nos dejaban avanzar para ir a por ella", recuerda.
"Me tiré por debajo del agua para alcanzarla y la corriente nos sacó más allá de las rocas. Fue en cuestión de segundos. Estaba tan lejos de la orilla que me asusté", relata todavía con la voz entrecortada. A partir de ahí, empezaron unos minutos de angustia que parecían no tener fin. A esa hora ya no hay servicio de socorrismo. Las olas y corrientes no cesaban y Elena no era capaz de salir del agua junto a su sobrina Cristina, de 11 años, que ha venido a veranear a Torredembarra desde Hondarribia (Gipuzkoa).
"Intentaba mantener a la niña a flote y decirle que no tuviera miedo y que no se soltase. Al mismo tiempo, yo me iba hundiendo, sólo veía burbujas y los pies de la niña. Cuando conseguía sacar la cabeza, intentaba pedir ayuda, pero no me daba tiempo porque se me llenaba la boca de agua", cuenta.
Desde la arena, la cuñada de Elena, Tania, no paraba de pedir auxilio a la gente que todavía quedaba en la playa, pero nadie parecía reaccionar. Todos miraban atónitos la escena, algunos incluso la grababan con el móvil, mientras en el agua Elena luchaba por su vida y la de su sobrina. "Yo sé nadar bien, pero el mar estaba muy violento y llegó un momento en que no me quedaban más fuerzas. No podía ni hablar de toda el agua que había tragado. Sólo intentaba que la niña no se hundiese, pero veía que no venía nadie a sacarnos y llegué a pensar que ese era el fin", admite Elena.
Justo entonces apareció Jorge, que también tiene casa en Torredembarra y estaba pasando un día de playa con la familia. "Nos estábamos yendo ya, pero vino una mujer desesperada diciendo que había dos personas que se estaban ahogando. Si no me avisan, no veo a nadie, porque ya estaban muy lejos", cuenta. Sin un minuto que perder, cogió una tabla de surf de medio cuerpo que llevaba y se metió al agua a buscarlas. "No sé qué se me pasó por la cabeza. Me dijo que había una niña y pensé en mi hijo. La alternativa era quedarnos todos mirando cómo se ahogaban dos personas", explica.
Cuando las alcanzó, logró subir a duras penas a Cristina encima de la tabla y encontró a Elena prácticamente inconsciente. Con muchas dificultades consiguió que las dos se agarraran para intentar arrastrarlas a la orilla. Fueron unos momentos de máxima tensión. El mar no daba tregua, pero Jorge consiguió mantener la compostura para evitar la tragedia. Se soltó de la tabla, cogió la cuerda que la sujeta y empezó a tirar de ellas como pudo.
"El mar había empeorado, había mucha resaca y llegó un momento en que había tragado mucha agua y no me veía con fuerzas para dar brazadas y llegar a la orilla. Fue bastante angustioso", rememora. Al borde de la extenuación, los tres consiguieron llegar a una zona donde hacían pie y ya entró otro grupo de personas a sacarlos a la arena.
Elena se encontraba en muy mal estado, con los pulmones llenos de agua y una hipotermia severa. Empezó a vomitar agua mientras llegaban los servicios de emergencias, que la trasladaron hasta el Hospital de Santa Tecla en Tarragona. Tras una noche en el hospital, ahora puede contar lo que pasó y agradecer el gesto de Jorge: "Ojalá hubiera más personas en esta vida como él. No sé qué podría haber pasado si nos hubiera pasado lo mismo en otra parte, con otras personas".