¿A quién no le apetece que le sirvan unos buenos callos o una buena truita amb suc? Felicidad en forma de comida es lo que da Santos Masegosa, cocinero y una de las almas mater del famoso bar tarraconense El Cortijo.
Ubicado en la Part Baixa de la ciudad, este pequeño paraíso culinario apuesta desde hace años por la cocina tradicional catalana. Una práctica que parece estar en peligro de extinción, pero que de repente se está volviendo a poner de moda.
Masegosa, experto en fogones y en vinos naturales, ha viajado este año hasta Nueva York para dar de comer a unos comensales acostumbrados a la globalización. El aceite de oliva o el sofrito de nuestro protagonista enamoró a los norteamericanos.
Unos platos que llevan años llenando de alegría a los tarraconenses. El Cortijo y sus capitanes –los hermanos Masegosa- es mucho más que un bar donde hacer un buen desayuno de forquilla. Es un espacio con mucha vida, donde todo lo malo se olvida.